A día de hoy podemos hablar que el primer libro de patronaje se puede seguir utilizando.

Es el único libro de patronaje que actualmente se ha conservado a pesar del paso de los años, el libro de “Geometría Práctica y Traca”, este libro se caracterizaba por no ser el típico libro basado en la enseñanza de crear patrones, sino que era un libro con el que ya se podía recortar directamente tus patrones y te enseñaba a obtener el mayor ahorro de tejido posible, mostrando de una forma más sencilla y accesible el mundo del patronaje.

Poco a poco fue avanzando el mundo del patronaje hasta que llegó a su BOOM. Será durante la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco donde el uso de corsés o calzas hagan incuestionable la utilización de patrones. Tras esta época de esplendor del sector, fue ampliando el conocimiento sobre el sector e incorporándose nuevos métodos de patronaje. 

Uno de los grandes inconvenientes que afrontaban las costureras domésticas, es que eran únicamente de una talla media y no se recogía para todas las complexiones de la sociedad.

Con el paso de los años la moda fue creciendo y comenzando a visualizar diferentes tendencias, con ello llegaron dos métodos para crear patrones, la escala proporcional y la medición directa.

La escala proporcional, se basaba en el concepto de que todos los cuerpos tenían formas relacionadas y proporcionadas. En cambio, la medición directa, se basaba en la construcción de patrones a partir de todas las medidas de una persona, para lograr una prenda exacta.

En el primero, a partir de una medida (como el contorno de pecho) podían obtenerse todas las demás.

En los sistemas de medición directa,  en cambio, un sastre medía a su cliente con una cinta larga de papel. Grababa en ella las dimensiones del cuerpo por medio de cortes o piquetes.

El primer método, cayó en desuso cuando se aceptó la idea de que no todos los cuerpos eran iguales. Y al corroborar que la anchura de una persona no tenía por qué estar relacionada con el resto de medidas.

Patronaje en la actualidad

En la actualidad, los dos métodos siguen estando vigentes. El primer método en la producción industrial y en las revistas especializadas de patrones, que podemos comprar en cualquier kiosco.

El segundo método, a partir de tomar las medidas específicas a cada persona. Es el que se utiliza en la alta costura. O el que se suele utilizar para la fabricación de prendas a medida.

Durante las guerras mundiales, las compañías de patrones centraron sus esfuerzos en mejorar las instrucciones de las prendas, en un intento por alentar a las mujeres a hacerse su propia ropa y la de su familia. Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, empezó la locura del consumismo, la industria y los inicios de la moda que conocemos hoy.

Más adelante, a partir del siglo XXI, año 2000 se empieza a hablar de tribus urbanas y se asocian una serie de marcas y estilos a cada una de estas “tribus”. El traje y los vestidos clásicos se llevan solo en ocasiones especiales y para trabajar en entornos exclusivos o de cara al cliente. Nace una tendencia hacia la customización de la ropa. Son muchas las personas que crean sus propias prendas y accesorios y las opciones de diseño y personalización se incluyen en procesos de fabricación a escala mundial.

Patronaje

La ropa es un reflejo de la personalidad de cada persona, una forma más de expresarse. Los trajes y vestidos de marcas de lujo se vuelven a pedir a medida y se paga por la exclusividad. La moda de diseño vuelve a ser trendy y se considera artistas a modistas y diseñadores de moda.

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